Una sensación de incomprensión fue la que sentí el pasado jueves cuando quede con un señor para entrevistarlo. Como es lógico, hablamos previamente para concertar un cita. Ambos, acordamos vernos a las 10 de la mañana, a los dos nos venía bien. Él no tenía ningún inconveniente, pues iba a estar trabajando.
Cuando llegamos mi compañero y yo, nos encontramos a este señor saliendo del taller, y nos dijo: "Me iba a ir a desayunar". Bueno, no pasa nada, pensé. A pesar de la cita, el hombre puede ir un momento a tomarse un café, ya que nos habré las puertas de su casa, no podíamos exigirle que se quedará. Pero, nuestra sorpresa fue mayor cuando dijo: "Calculo que tardaré tres cuartos de hora". Nosotros, no nos lo podíamos creer...pero claro, no dijimos nada. ¿Qué le podíamos decir?. Se supone que habíamos quedado a una hora, no es normal que nos haga esto. Por lo menos, nos dejo entrar para ir grabando. Una hora y cuarto más tarde, estábamos ya desesperados y con prisa, porque no era lo único que teníamos programado para esa mañana. Justo cogemos el teléfono para avisar al señor de que nos teníamos que ir, que volveríamos otro día, cuando apareció. El resultado fue una entrevista rápida, que no resultó mal pero tampoco genial, no daba tiempo a más.
¿Por qué cuando quedamos con alguien a una hora, luego la gente no se compromete? Esto seguro que os ha pasado muchas veces, con los amigos, con la pareja o con alguien desconocido. La impuntualidad es algo que nos molesta a todos y a ninguna nos gusta estar esperando y menos cuando tenemos más compromisos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario