La propia idea de belleza tiene que ver con el instinto biológico de adaptación al medio y con la subjetividad humana; es algo sublime y abstracto a lo que, como mucho, te puedes acercar. Ya lo decía el teórico Joseph Squicciarino: “si en vez de vivir la moda la padece, el hombre corre el peligro de perderse a sí mismo, de alienarse, de transformarse en un maniquí inanimado de mirada ausente.”
La historia es testigo de cómo el ser humano ha utilizado las fórmulas más extrañas para acercarse al ideal estético de cada época, hay quienes piensan que esto es solo y exclusivamente por el sexo. El objetivo biológico es la reproducción, no la diversión. Y para que nuestros genes se posterguen con seguridad, hemos de encontrar un amante que nos lo garantice.
Físicamente, el envoltorio es la representación de lo que contiene. Volvemos a “lo bonito es lo bueno”, una trampa biológica que hay que intentar evitar, pues el ser humano tiene otros motivos que lo hacen de interés.

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